Un Dios con entrañas de Madre

¡Hola a todos!
¡Un recuerdo especial a todas las madres en su día!

Me preguntaba si, siendo además el día del Buen Pastor, iba a dejar de referirme a estos motivos especiales de celebración y de fiesta. Pensándolo bien, ¡qué más que este día para recordar lo más hondo de la belleza y auténtico signo, memoria, impronta... del mismísimo Amor de Dios! Ver a mi madre cada día es mirar la bondad de un Dios encarnado en sus entrañas: capaz de todo, dispuesta a todo, soportándolo todo... Todos los que tenemos -o hemos experimentado- ese amor incondicional de nuestra madre, sabemos muy bien de lo que hablo. Y es difícil no descubrir a ese Dios entrañable cuando tenemos enfrente a nuestra madre que, entre silencios y palabras oportunas, nos sigue generando, tengamos la edad que tengamos, ese descanso seguro y confiado donde podemos reposar, donde estamos en el hogar, donde volvemos al regazo. 

Lo tremendo de esto es que, tal y como también pasa con nuestra relación con Dios, pasamos tanto de todo y de ellas, nos preocupamos tan poco de cultivar nuestro vínculo de amor filial, que, así como viene la primavera y todo es un auténtico milagro de nueva vida y reverdecer, así lo vemos todo tan obvio que nos lo perdemos. 

Nos perdemos del milagro verdadero de tener en casa ese reflejo de nuestro Dios con entrañas de Madre, en su café mañanero, su presencia alentadora, sus palabras de consuelo, sus caricias sosegadas, su consejo tierno y su temple valiente y generoso. ¡Así es como también nos perdemos del paso permanente y constante de nuestro Dios en la vida de cada día!

Pero hoy es un dia para volver a renovar, con memoria y gratitud, el amor a nuestra madre, la tengas en casa o en el cielo, y recordarte a ti mismo que su amor nos lleva al Amor. 

Aquí os dejo una canción que le compuse a la mía hace muchos años; dedícasela a la tuya, esté donde esté. Poesía hecha canción, con las que resumo la gratitud a una vida recibida por ella, a un amor incondicional que nos lanza a reconocer la grandeza y fidelidad de un Dios humano y personal, que es Vida, que acoge siempre con los brazos abiertos y el corazón dispuesto, que sufre con y por nosotros, que a veces con celo pide ser más valorado y amado. En ese jardín del Señor, y junto a María, está esa flor escondida que nos dio la vida, esa mujer que te dio la vida, que ha dado su vida en el sudor, el trabajo y las lágrimas para que vivas. Para ella (mi gran ejemplo de amor), para ellas (todas las madres), va este canto:


¡Hasta pronto!
¡De este cura que camina contigo mientras cantamos, todavía en el aislamiento preventivo por Covid-19! 

Comentarios

  1. Hermosas palabras para una Madre, Dios lo bendice y lo protege Padre

    ResponderEliminar

Publicar un comentario