"¡Mirad qué amor...!"


Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a Él.
Queridos ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a El, porque le veremos tal cual es.
Todo el que tiene esta esperanza en él, se hace puro como puro es él. 
(1Jn 3,1-3)

Hoy he querido traer a nuestra reflexión esta preciosa carta, como continuación de lo que ha sido la Palabra de Dios de este domingo centrada en el "¡Shemá, Israel!..." ("Escucha, Israel"), y cuya invitación introduce al mandamiento del Amor: correspondencia del amor del Padre, amando con todo el corazón, el alma y la mente, y resonancia inevitable y consecuente en el amor al prójimo como a uno mismo. Al hilo de esta llamada permanente al amor, esta carta confirma con palabras de certeza radical esta gran verdad, y nos invita a disponer el corazón, no sólo en la escucha, sino también en la mirada: "Mirad qué amor nos ha tenido el Padre..."

Hoy, día en que recordamos a tantos hombres y mujeres que han sabido reconocer ante el mundo este inmenso e inagotable amor, es un día para mirar en la historia, pero antetodo en mi historia personal, el paso, la huella, el rastro de un Dios hecho misericordia, milagro, sanación, sonrisa, alegría y paz profunda. Hoy es un día para comenzar -si no lo he hecho ya- a afinar los sentidos y descubrir en lo pequeño, en lo escondido, la grandeza de su amor entrañable y loco por mí, por cada uno, por todos. 

Insistimos en la idea errónea de que la santidad es cosa de pocos, de tontos, de gente con dones especiales, de personas superdotadas de gracias que los han convertido sin mucha dificultad en los "Santos de altar", inalcanzables, sagrados, distintos, tocados por Dios como por "arte de magia". Pero nada más lejos de la realidad. 

Hombres y mujeres de carne y hueso, con heridas, con fracasos, con circunstancias duras en su camino, con tormentos, con pecados... ¡y vaya pecados! Personas con pasado, que vivieron perdidos, solos, tristes, lejos... pero que en algún momento comenzaron a despertar a la vida, comenzaron a dejarse encontrar por el Señor, comenzaron a dejarse mirar por la misericordia de un Dios que es Padre, y que no abandona. Esta experiencia profunda los hizo cambiar la vida, transformar horizontes, sembrar valientemente lo bueno, lo verdadero y lo bello a su alrededor. 

¿Reconozco hoy personas así? La santidad no es cosa del pasado, a muchos los ves en las calles, subidos al tranvía, yendo puntuales al trabajo de cada día, disfrutando con los amigos, sonrientes y amables, puestos al servicio y disponibles para lo que necesitamos. 

Hoy es un día para comenzar, hoy puede ser mi día, el día de reconocer la voz del Padre que me dice: "Tú eres mi hija, mi hijo amado". Hoy es un día para ser bienaventurado. No importa lo mal que lo haya hecho hasta ahora; importa lo que vendrá a partir de hoy. Porque, como decía San Agustín: "No hay santo sin pasado, ni pecador sin futuro". 

Hoy me dispongo a mirar qué amor me ha tenido el Padre para llamarme hijo suyo, pues ¡lo soy! Y me dispongo a contemplar a quienes van afinando sus sentidos en esta dirección, esos Santos vecinos, amigos, conocidos, familia. 

¡Hoy apunto alto, no quiero vivir a ras del suelo!

¡Feliz día!

P. Samuel 

Comentarios

  1. Así es somos hijos d Dios y el nos quiere con locura seamos capaces d quererle como el nos ama. Bendito seas Samuel

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  2. How great His love is for us, that He calls us His children. He adopted us as we accept ed His gift of His Son...npt only He loves us,He delights on us . . His great desire is for us to accept Him.... He still says come and see...come and follow ...lets see and lets follow ❤

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  3. ¡Shemá, Israel!..." ("Escucha, Israel") ❤️

    "Dejémonos encontrar por el Señor. Hoy puede ser un gran día para despertar a la vida.
    Más fácil con su amor y su misericordia.

    Feliz domingo 🙏

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