¡He vuelto para reemprender los caminos!

¡Hola, amigos! Luego de unos años, me decido reemprender el camino... (o al menos he de intentarlo nuevamente) La inconstancia es uno de mis mayores defectos, lo reconozco. ¡Cuántas veces me he apuntado al gym... y aquí sigo, intentándolo! ¡En cuántas ocasiones he dicho que no me enfadaré demasiado cuando me sienta irrespetado... y aquí sigo, enfadándome y con el humor perdido! 

Lo cierto es que Dios continúa insistiéndome en hacer algo para comunicarme con el mundo por este medio, a veces algo incomprensible y complejo para mi simplicidad. Lo cierto es que esta inconstancia en los propósitos me ha hecho entender dos cosas: mi incapacidad para vivir sólo de mis voluntarismos (por muy loable que esto sea), y la misericordia y paciencia infinita de nuestro Dios. Recuerdo que al chico Daniel le pasaba lo mismo, y el Señor le otorgó una Gracia especial; le dijo: "no temas, hombre muy estimado. La paz sea contigo; sé fuerte y esfuérzate". Pero, de inmediato, su compasión; así lo vivió el chico Daniel cuando acaba diciendo: "Cuando habló conmigo, recobré las fuerzas, y dije: 'hable mi Señor, porque me has fortalecido'" (Dn 10, 19). Ha sido Él y no sólo sus fuerzas. Pues eso sigue ocurriendo en la vida de tantos... ¡Dios sigue valorando tus intentos! Y es la razón por la que escribo y aparezco de nuevo por este medio.
¡Ánimo, que el chico Daniel experimentó tantas veces esa Fuerza estremecedora! ¡¿Por qué tú no habrías de experimentarla!? ¡Nos vemos pronto!
Un cura amigo, que peregrina contigo mientras cantamos.