¡Sí, si tuvierais fe...!


En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor: 

«Auméntanos la fe». 

El Señor dijo: 

«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: 

“Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería.

¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”? 

¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”? 

¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: 

“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».

Lc 17, 5-10

En cuanto nos lanzamos a vivir y reconocemos lo que hay, vamos tomando consciencia de que hay exigencias y desafíos en el camino. Es lo que les pasa a los apóstoles cuando ya han tenido algo de recorrido junto a Jesús. ¡Cuánto habrán visto caminando por las calles! ¡Tanta miseria, tanta pobreza, tanta soledad y sinsentido...! Quizás lo mismo que hoy. Pero lo que vienen aprendiendo al lado del Maestro les va conmoviendo las entrañas y abriendo el corazón, aunque no lo comprenden del todo. Por eso su solicitud: "Auméntanos la fe". 

La respuesta de Jesús no se hace esperar remitiendo a lo inicial, a lo insignificante, a lo que en apariencia no cuenta... ¡tal y como es la lógica del Reino! Así crecen las realidades más frondosas, los árboles más fuertes y capaces de cobijar a las aves y de dar sombra permanente.

 La fe, ese don precioso que se nos da como posibilidad ilimitada para mirar con ojos de infinitud y belleza, es un regalo a cuidar y hacer florecer desde todas las dimensiones de nuestra existencia.  Por lo cual, no es sólo un "cuerpo normativo y doctrinal de verdades" que se nos sobrevienen y apabullan de modo amenazante; esa no es la lógica de Dios. Por el contrario, son la delicadeza en lo pequeño y el buen trato en el detalle lo que dispara al corazón y lo transforma. La fe es don que convierte, y la conversión hace germinar y florecer la fe, no como acto mágico o inmediato, sino como proceso lento y escondido. 

Nuestra sociedad, -en la nos encontramos insertos también los creyentes y bautizados- caemos en la obstinada tentación de querer acotar los espacios y momentos "de Dios", como si fuésemos nosotros los dueños de la Gracia. Nos encanta controlarlo todo, y también lo pretendemos con el Espíritu Santo. Si por nosotros fuera, lo haríamos morar enjaulado en nuestros esquemas de siempre (¡y de nunca!). Nos cuesta tanto comprender los procesos lentos y escondidos también en nuestra misión evangelizadora, que no logramos ampliar nuestra mirada a un mundo repleto de semillas del Reino.

 Si nos fijamos en la segunda parte de las palabras de Jesús, hace una invitación a que ese don que es la fe se sepa reconocer en y desde lo que somos y hacemos, desplegando creativamente nuestras propias cualidades poniéndolas al servicio del Reino de Dios, para que en todo comience a haber luz y calor de hogar; alegría, esperanza y ganas de vivir con sentido. La estrechez de mirada nos encierra en estructuras mentales (y lo que es peor, en estructuras institucionales) lo que el Espíritu empuja desde la libertad de los hijos. La amplitud de mirada (lo que incluye el "sentido de la fe"), nos hace mirar en lo desafinado una perfecta armonía; en lo oscuro, un gran arco iris; en lo roto, la mejor obra de arte; en lo pequeño, el mayor milagro de amor. 

Hoy podrías pensar para ti: ¿Cómo miro lo que sucede alrededor y qué estoy haciendo para responder desde la fe? ¿Vivo quejándome de "lo mal" que va el mundo pero permanezco con los brazos cruzados jugando a ser juez? Como bautizado, ¿me abro a las posibilidades que ofrecen los procesos lentos y escondidos, o sigo encerrado en los esquemas de siempre aunque reconozca que no funcionan? No se trata de "inventar el agua tibia", se trata de hacer caso a los nuevos soplos del Espíritu, en actitudes, en formas, en estilos, en modos... 

Que al final de nuestra jornada diaria, de nuestra semana, de cada curso, de cada tarea encomendada... puedas decir con humildad y paz: "soy siervo inútil, sólo he hecho lo que tenía que hacer". 

Feliz domingo. 

P. Samuel 

Comentarios

  1. Ouch!
    I can see myself sometimes, maybe a lot of times as the one who crosses her arms and judge what us around me, though not much as a complaining spirit, most as sad of what's going on around me, though I do nothing 😥...
    Also, so much truth in what you said about what we do with God.
    So many people try to put God in a box so He can fit to their thoughts, we do not comprehend so many things that God does or have done, so; we try to eliminate those things when we think of God. Our faith depends on us and not by His power in us.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario