¡Déjate sorprender por la Vida!


Esta bella imagen de mis dos primitos que viven en Miami (EEUU), y que veo crecer a través de las redes sociales, me hace contemplar con más fuerza lo que es el Reino de Dios, su realidad, la utopía, la posibilidad de que se realice y la esperanza de que así sea. ¡Cuánto deseo volver a abrazarlos! 

Lo pequeño, lo escondido, el tesoro que bulle a veces sin buscarlo, y la certeza de que algún día encontraremos la perla preciosa que se esconde tras corazas de verdad, es el sentido de búsqueda de muchos, alojado en el fondo del corazón, aunque no sepamos identificarlo conscientemente. 

Lo cierto es que, cuando lo encontramos, cuando damos con esa honda certeza, pasan cosas, como las parábolas que Jesús nos propone hoy en el Evangelio de Mateo (Mt 13, 44-53): 
-Alegría profunda;
-Sentido de gratitud ante la sorpresa
-Apuesta por la vida nueva encontrada; 
-Un mayor y mejor "sabor" de la propia vida cotidiana.

Y es que la vida, como el tesoro, es regalo del cielo, que viene a nuestra existencia sin buscarlo. Pero, también es cierto que la Vida verdadera también hay que buscarla, como la busca y la encuentra el comerciante en perlas finas. De este modo, y aunque todo es Don, hay una cuota innegable de esfuerzo en la búsqueda, porque el tesoro no es nuestro, la perla no es nuestra, es don que debemos aprender a comprar, y, para ello, es menester el saber "invertir", "vender todo" y "negociar" (entre comillas, para que nos entendamos); en esa misma proporción, el riesgo, la renuncia, la venta; y, entre medio, la capacidad maravillosa para el discernimiento, siempre para encontrar lo definitivo, la vida plena. 

¡Es el tiempo de decisión, aprovecha la oportunidad, no dejes que la Vida se te escape!

Te abraza un cura que camina contigo mientras cantamos. 

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