Memoria, gratitud y esperanza


El Señor habló a Moisés:
-«Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas: "El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz." Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.»
(Nm 6, 22-27)

Hoy se va el año y nos llega uno nuevo. Como muere el invierno con los brotes de almendros, como se despide el viajero rumbo a un nuevo destino, así nos despedimos de un año cargado de nuevos proyectos emprendidos, de promesas no cumplidas, de dificultades en el camino, de encuentros y desencuentros. Un 2021 complicado para la humanidad, en el que hemos transitado el dolor de ver partir a tantos, con la confusión y la incertidumbre permanentes sobre nuestro presente y nuestro futuro. Un año también para agradecer por todo lo vivido, por los nuevos modos que vamos surcando para vivir mejor, por los nuevos rumbos solidarios y las buenas obras. 

Hoy es el día de hacer balance personal y comunitario de cómo hemos estado presentes en la historia concreta que nos está tocando construir, nuestros niveles de expectación y de compromiso sobre lo que Dios y la vida esperan de nosotros, de cada uno. Es momento para examinar el corazón, para reconocer lo descubierto, para contemplar lo creado, para cosechar lo sembrado y para recoger los frutos de nuestro esfuerzo... (o de nuestra mediocridad, según sea el caso). 

No cabe lamentación alguna, no caben los arrepentimientos inútiles si no buscamos reparar, enmendar o comenzar de nuevo. Lo maravilloso que Dios Padre nos da en la entrega de su Hijo, su Encarnación, su Pasión, su Muerte y su Resurrección es la Salvación como regalo hecho concreto en cada situación, en cada acontecimiento. La Gracia de su Espíritu lo hace todo nuevo, y hoy abrimos espacio a una nueva oportunidad, un nuevo comienzo, los cimientos para construir una nueva vida según el plan de Dios. 

Por eso, estas tres palabras nos ayuden a vivir este fin de año: hacer memoria, para no olvidar lo que hemos sido y para reconocer de qué tierra estamos hechos; gratitud de todo lo vivido en el transcurrir de nuestra vida como una actitud permanente de apertura y de confianza; esperanza en que lo que viene será siempre mejor, entregados como niños en los brazos del Padre Bueno, sabiendo que Él nunca nos abandona porque sólo sabe amar, amarte, amarme. 

Poniendo en el corazón de Dios toda nuestra vida, lo que hemos sido y lo que queremos ser, el reconocimiento de nuestras luces y sombras, la intención de ser cada día mejores como Él nos sueña... vale hoy ofrecer nuestro balance vital y el abrimos con alegría a lo porvenir. Con María y como ella, que con disponibilidad humilde se pone a los pies de su Señor, así nosotros queremos ofrecernos como instrumentos de redención en los que se transparente la Salvación de nuestro Dios y la fecundidad de su Misericordia. El Señor nos dé su Gracia y su favor para que así sea. Recuerda que el mayor signo de que vamos por buen camino será la paz profunda del corazón (y no la quietud egoísta y superficial) que sentiremos delante de Dios al ponernos en su presencia, delante de los demás al servir y entregarnos con alegría, y delante de nuestro propio espejo, cada mañana al levantarnos. ¿Lo intentamos de nuevo? ¡Adelante!

"El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz." ¡Hoy y cada día de tu vida!

¡Feliz y santo 2022!

Seguimos caminando contigo. 

P. Samuel 

Comentarios

  1. Gracias por todos los consejos que nos da por medio del señor Jesús. Gracias por estar presente para todos. Bendiciones 🙏🙏

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  2. Muchas gracias. A seguir dando paz al corazón. ¡Feliz 2022!

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  3. Samuel sea solucionado el problema d esta señora. Doy gracias a Dios

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