¿A quién iremos?


En aquel tiempo muchos de los discípulos de Jesús dijeron:

-Este modo de hablar es duro. ¿Quién puede hacerle caso?».

Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:

-¿Esto os escandaliza? ¿Y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos entre vosotros que no creen.

Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.

Y dijo:

-Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede.

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.

Entonces Jesús les dijo a los doce:

-¿También vosotros queréis marcharos?

Simón Pedro le contestó:

-Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios». (Jn 6, 60-69)

Hace unas semanas te recordaba que durante varios domingos la liturgia se centraría en el discurso del Pan de Vida. Pues, estamos justo en la conclusión. Jesús ha soltado ya una cantidad de frases fuertes, incomprensibles y extrañas para sus interlocutores: "Yo soy el Pan de la Vida"... " Nadie viene a mí si no es atraído por el Padre"... "Mi carne es verdadera comida"... Es como mucho para oídos sordos, mentes demasiado estructuradas y corazones cerrados. Por esto, es de esperarse la crítica del gentío. Pero Jesús no para, sigue soltando las suyas, ahora dándonos a entender que todo es posible con la fuerza del Espíritu Creador, y que sus palabras son Espíritu y vida. 

Durante toda la historia de la humanidad, concretamente a lo largo de la historia de la salvación, -desde tiempos de Moisés, Aarón, Josué y demás profetas que encabezaron el camino a una sola fe en un solo Dios,- ha habido momentos de evidentes derroches de Gracia y auténticos milagros que fueron afianzando la confianza en el Dios de la vida, despertando el sentido de su primacía y señorío sobre todas las cosas, circunstancias e incluso divinidades. Del mismo modo, también ha habido muchos otros momentos clave de decisiones, de opciones de fe, de aceptar la fe como don que transforma la vida y genera plenitud. 

Ya no hablemos de la historia de Israel, hablemos de tu historia y de la mía. Piensa por un momento en aquellas situaciones ante las que te ha tocado exclamar: "¿A dónde voy?"..."¿Dónde está Dios en todo esto?"... "¿Quién podría liberarme de mis esclavitudes, sacarme de mis propias mazmorras, devolverme la vista, hacerme regresar a una vida llena de esperanza, paz y alegría?"... 

Y es que el Señor no se contradice a sí mismo, en su liberalidad te ha creado libre y en libertad. Ahora bien, es siempre fiel y vive por ti y para ti, respondas como respondas, creas o no, lo aceptes en tu vida o lo rechaces. ¡Siempre estará para ti! Por eso, cuando muchos se marchan, pregunta con pena, con esperanza y con la confianza puesta en ti: "¿También tú quieres marcharte?" ¿También tú decides darle la espalda, herir su corazón traspasado por amor a ti y a todos?... Ante su pregunta, ¿qué respondes? ¡Sin duda, podrías irte sin cuestionarte nada, total, tantos lo hicieron y hasta hoy lo hacen! Sin embargo, también son muchos los que hoy, como Pedro, han vivido la experiencia radical de un amor misericordioso e incondicional, que todavía apuesta por ti, que espera, perdona y confía en que algún día le mirarás de nuevo como cuando eras niño, pero con la madurez de quien sabe fiarse. 

Ese Amor personal, que no es simple teoría, ética ni doctrina, hoy quiere transformar tu vida desde dentro hasta que en algún momento no queden más palabras que el decir: "Señor, ¿a quién iremos? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna". Porque, ante tanta incertidumbre, oscuridad, vejación, frustración, desesperanza y pena que hoy vivimos en este mundo, aun nos queda un Dios que en silencio espera a que le aceptes con todo el corazón y le confíes la vida con tus luces y sombras, con tus alegrías y pecados. La vida, esta historia, este "aquí y ahora" es un tiempo oportuno para decidir a quién ir, después de dar tantos palos al agua, después de buscar en tantos sitios equivocados, después de andar sin rumbo como zombie respondiendo a las ideas de moda. Ese "quién" desea darte de nuevo la vida, sin preguntarte nada y dándose todo. 

¿Qué dices? ¿Cómo decides responder hoy?

¡Nos vemos pronto en el camino! 

P. Samuel

Comentarios

  1. I pray I will always will stay by His side...as Peter I say, to who will I go? Jesus is my Savior and my Lord...still way to go, but I want to be in a position that i will say to me to live is Christ, like Paul said if I m not mistaking in the book of Phillipians.

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