¡Señor, danos más Teresas!

Hoy es 5 de septiembre, y traemos a nuestra memoria la vida, obra y santidad de una mujer que se dejó la piel por los más pequeños y los más pobres. 

Miro esta imagen y no dejo de conmoverme ante la sencillez y la sonrisa cálida que se inspiran el uno al otro, la Madre Teresa y el niño acogido entre saltos y juegos. ¡Es la imagen de la caridad!

Su presencia ha sido poema en medio de tantos discursos hipócritas de los politiqueros de turno; su pequeñez recoge el aroma de los grandes perfumes; su candidez es luz ante tanta perversión del corazón y tanta inhumanidad constatada en este mundo; su sonrisa es la del niño que sabe esperar confiado en los brazos de su madre. 

¡Hacen falta tantas Teresas hoy, más Teresas, más valientes, más mujeres que batallan la desigualdad, el maltrato y el miedo con la ternura de una madre, que reivindican los clamores de tantas entre silencios hechos de donación desinteresada y manos allagadas, que derriban de cualquier altura con tan sólo mirar su espalda encorvada por amar y servir. 

¿La grandeza de la mujer? ¿Una Iglesia que es mujer? ¡Mira a Teresa! 

¿La denuncia ante los "patriarcados"? ¿La defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte digna? ¡Mira a Teresa!  

¿Una voz firme y serena ante la injusticia social, el armamento nuclear, el aborto, la eutanasia, la trata y la xenofobia? ¡Mira a Teresa!

Las luchas por las pequeñas cosas se ganan con la mayor denuncia, la caridad; el valor de lo sencillo se reivindica en el silencio. 

¡Señor, danos más Teresas! 

Caminando contigo mientras cantamos.

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