¡Asombrados por un Dios cordial!


¡Dice tanto una persona educada bajo los parámetros de la cortesía y los buenos modos! El "Buenos dias", "por favor", "gracias", "con tu permiso"... son auténticas "puertas de entrada" para los verdaderos encuentros. 

Es asombroso el descubrir a un Dios que desde el principio evidencia un gran respeto y delicadeza por su pueblo. Sin necesitarlo, sin necesitarnos, se vuelca todo Él, como desviviéndose, como si viviera sólo por y para nosotros. Ese "Todopoderoso" y Necesario -como es por ser Dios, pero que no se muestra tal- se nos revela tan íntimamente puro, pequeño, frágil y contingente, que para quien no le conoce es escándalo tormentoso, y para quienes se han topado con Él les resulta asombroso y fascinante. Por eso, quien pierde tras el paso de la vida su capacidad de asombro, en realidad se pierde de lo esencial de su relación con el Dios de las Promesas, el Dios de Jesús. 

David, los profetas, Juan el Bautista, y luego María, los primeros discípulos, Pablo... Francisco de Asís, Teresa de Calcuta y tantísimos otros hasta nuestros días, cada uno desde su realidad distinta en épocas, en condiciones y en modo de respuesta, ha vivido en carne propia, desde sus adentros más íntimos, una profunda relación con el Dios Único (el mismo Dios de la Alianza, manifestado en Cristo Jesús); relación con la que se sabe invitado de honor, parte del plan, incluido en el listado de las Bodas, como parte importante para que su Plan de Amor loco se realice plenamente. ¡Cúan generoso es nuestro Dios que, no sólo nos ama con amor eterno y nos llama a la vida, sino que nos pide permiso para manifestar su fuerza y su gloria en nosotros! Pero, ¿¡qué Dios es ese, que desconcierta hasta el extremo, haciéndose pobre entre los pobres, niño débil, necesitado del amor que es Él mismo...¡? Pero, ¡¿cuánto más puede aproximarse a nuestros sentires y dolores...?! 

¡Un Dios que te pide permiso para entrar a tu vida, que te llama tras una puerta cuya llave sólo tienes tú! ¡Un Dios que, sin necesidad y sólo por amor, se hace necesitado de ti, indigente por ti, recién nacido quien es El Eterno... por ti!... 

¿Eso te deja indiferente? Si es así, es que aun no le has abierto desde dentro. Por eso hoy es el día, de manera que, cuando sientas que toca a tu puerta, haz como los niños educados a quienes nos acostumbraron a que, si alguien llama a la puerta, pregunta primero, "¿quién es?" Al menos así, de ser Él, tendrás la oportunidad preciosa y única de encontrarle. 

Te dejo una sencilla canción que compuse hace muchos años, interpretada por mi gran hermano en el sacerdocio, el P. José Sequera, sdb, y que se convierte en alabanza para quien ha buscado y escuchado: Mi corazón te busca

Sigue caminando, que yo camino contigo mientras cantamos villancicos, a la espera de que finalmente nazca en la posada de nuestros corazones. ¡Él te bendiga siempre! 

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