"¡Vade Retro!", que no hay vida sin cruz

Algo que a mí me seduce desmesuradamente de Jesús son sus ocasionales reacciones, acompañadas de unas frases lapidarias que no dan pie a equívocos. Incluso, encontramos en un mismo pasaje evangélico contestaciones con emociones contrapuestas. ¡Pensé que era yo el único temperamental en el mundo mundial! Pero no, hasta en eso Jesús nos viene a iluminar los caminos. Por eso, cada día amo más el Evangelio y creo menos en el Coaching (que sí, que sí... que yo también lo estudié en mi postgrado, y reconozco su utilidad, pero... que no inventamos el "agua tibia", y ya Jesús lo hace y sin cobrar un duro). 

Pasa de piropear a Pedro con un "bienaventurado seas" a llamarlo Satanás en tres minutos. ¡Qué genio! (Si quieres saber de qué estoy hablando, léete el Evangelio de hoy, pinchando aquí: Evangelio 30 agosto 2020)

Jesús comienza hablando sobre el mal plan que le espera, pero no huye de eso, sabe que es consecuencia de la novedad del Reino, y así debe asumirlo, con el sufrimiento, la pena, la soledad y el dolor que esto le conlleva. Pero Pedro, que antes lo había confesado como Mesías e Hijo de Dios (por chispazo del Espíritu), ahora se horroriza. Le traiciona su concepción triunfalista de un mesías, tan contrastante con una muerte de Cruz. Por eso es que Jesús, que antes le echó flores, ahora lo demoniza. 

¡Nos cuesta tanto la cruz, el mal, la muerte! ¡Ufff! Pero, en estos últimos tiempos, y a estas generaciones más jóvenes, les cuesta mucho más, les resulta una auténtica tragedia. Últimamente, incluso a nuestros críos no les decimos que el yayo ha muerto, sino que usamos analogías paliativas como: "ahora el yayo es una estrella en el cielo", para hacerlo menos doloroso sin darnos cuenta de que estamos haciendo un gran daño, aun con nuestra buena intención. El realismo nos sitúa y resitúa, nos tira hacia abajo, a tierra, fortaleciendo nuestro carácter y robusteciendo nuestra tolerancia a la frustración. Nos hace acrecentar eso que hoy está tan de moda en la Psicología Positiva, la Resiliencia. 

Crecer en el plan de "la vida es bella" omitiendo sus dolores nos hace blandengues ante lo que inevitablemente nos viene. Sí, la vida es bella, pero no fácil; tiene rosas, pero tambien espinas, y si sólo contamos con las rosas, las arrancaremos a nuestro antojo y con descuido, sin percatarnos de las espinas escondidas y el dolor de sus pinchazos; pinchazos que a todos nos llegan, sin excepción. ¡El Covid-19 de las narices así lo viene a demostrar! 

La ecuanimidad es una gran virtud a procurar, en todo lo que somos y hacemos: en el temperamento, en los juicios que nos creamos, en nuestros estilos de vida, etc. Genera en nosotros el equilibrio necesario para crecer en la mesura. ¡Ya lo decía Aristóteles! La justa medida crea la virtud. Digo esto porque seguramente ya te has ido al otro extremo pensando: "este cura sí es pesimista y crudo". ¡Nada más lejos!

Y es que resulta que, según nos narra este pasaje evangélico, la garantía de la vida está precisamente en asumir la Cruz como único camino para la Resurrección. A veces vivimos con tal desesperanza y fatalismo, que creemos que todo lo malo es signo de malos augurios, y que, aún más, ¡Dios tiene la culpa! A ver, a ver, un poco de orden, por favor. 

Tarde o temprano, para el que cree, la vida traerá consigo muy buenos frutos de todo, también de las circunstancias indeseadas. Y esto va en sintonía con un Dios poco triunfalista pero que es la Vida, que muere como Siervo, pero que resucitó para darnos vida abundante. 

Así que "¡Vade retro!" con todos los que quieren anestesiar los dolores con sucedáneos y drogas emocionales. Uno de los secretos de la felicidad está en asumir la vida como viene, sacando lo bueno de todo. En palabras de San Ireneo, gran santo de la antigüedad y obispo de Lyon: "Lo que no se asume, no se redime". 

En resumen, ¡no hay Resurrección sin Cruz! Así que, a coger al toro por los cuernos y echar andar, con mascarilla y gel, con lo duro de lo que vivimos. Pero sobre todo con la esperanza de que saldremos fortalecidos. ¡Cree!

Hasta la próxima, se despide este pobre cura que camina contigo mientras cantamos (y que, aunque se cree lo que dice, le falta mucho por hacerlo realidad) 

¡Abrazo!

Comentarios

  1. Excelente Samuel!!! Mil gracias por compartir tus reflexiones!!! Unabrazo!! DTB

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