¡Todo comenzó en Galilea!

¡Todo comenzó en Galilea! Un lago, aldeas, movimientos comerciales, intercambio cultural, conflictos... Allí, un buen día, comienza una nueva historia. Es la historia de Jesús, la historia del Reino de Dios inaugurada, en Presencia, en Palabra, en gestos de transformación, en llamada. 

Aquellos que le vieron, atraídos por su presencia, le escucharon en las colinas, atentos a su voz vibrante y vigorosa. Ninguna voz, nunca, había resonado tanto en aquellos corazones. Voz de entre las voces; la voz del pobre hijo del carpintero y la muchacha María. Y sin embargo, la Voz de Dios, pronunciada desde el amor sin condiciones, y lanzada como un fuerte grito al corazón herido de cada uno: "conviértete y cree". En Él, el tiempo se ha cumplido, y el Reino de Dios se acerca desde abajo y desde dentro, como realidad de tensión entre el "ya" y el "todavía no". Un "ahora" actualizado en Jesús, en su persona; un "todavía no", que es llamada, reto, tarea por hacer, en ti y en mí, hoy, ahora. 

Galilea es el comienzo, ¿cuál es tu Galilea?
Galilea es el tiempo propicio, el "kairós", ¿cuándo será tu tiempo? ...

¡Hoy es tiempo! ¡Hoy es tu tiempo! ¿¡Cuánto más hemos de postergar esta llamada que sentimos en el corazón cuando reavivamos nuestras heridas, nuestras dudas, nuestros pesares, nuestras cruces y dolores!? ¿¡Hasta cuándo vivir alejados del Amor que está en nosotros como germen del Reino!? ¡Qué largas le damos al pecado, instaurado ya en nuestros modos de sentir y actuar, ya insensibles al dolor hermano, ya anestesiados por la egolatría y la superficialidad, la inmediatez y el aparente sentido del tener y del poder. 

Ese Jesús, como uno de tantos, sigue hoy llamando, hablando, amando, esperando por ti. En el silencio, en momentos de soledad paciente, en la oración sosegada, en las conversaciones profundas y sinceras, en la compañía de quienes amamos, en el dolor del que sufre, en la tristeza de quien lo ha perdido todo. 

¡Hoy es el tiempo del Reino!

¡Conviértete... a otra forma de mirar; zambúllete en la vida y vívela con la intensidad que se merece; aprende a mirar desde el corazón; mantente en la esperanza, sonríe, canta, celebra...! 

¡Y cree... cree que sólo el Amor salva y echa fuera el temor! ¡Cree por encima de todo! ¡Cree, y verás milagros! 

Busca la Galilea, tu Galilea, donde todo comenzó, donde está tu amor... ¡Allí lo verás! 

Seguimos caminando mientras cantamos. 

Con cariño, P. Samuel. 

Comentarios

  1. Gracias por darme ese necesario empujón mañanero.
    Dame tu bendición, padre.

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  2. Hola Samuel, bellisimo mensaje. Es el primero que leo, porque en Venezuela no me abrían poesía asunto de señal.Dios te bendiga y dame tu bendicion

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  3. Claro, directo y muy esperanzador.. como todos sus mensajes. Ahora toca actuar y dejarnos guiar por Dios.
    ¡Muchas gracias Padre!

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  4. Importante recordar nuestro inicio del camino con Dios. Ocurrió, pero hay mantenernos

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  5. Me gusta mucho escucharlo padre en cada mensaje que nos deja hay esperanza esa que no se debe perder jamás !

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  6. X q la vida en muy corta... Como decia ayer la Segundo lectura... no perdamos ningun segundo en cosas Venables
    Un abrazo hermano del alma

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  7. Como me gusta leerte...me llena de vida y de querer ofrecer lo mejor de mí a otros...bendición

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